¿Sos de las personas que se toman las cosas a título personal? ¿De qué te defendes? ¿Porqué reaccionás así? ¿Alguna vez te preguntaste cúal es la causa? Si sos de los que sí lo han hecho te cuento que, sentirse de esa forma es un fenómeno pura y estríctamente de la mente. Lo mismo que, tras este fenómeno existe otro con el cual ese sentimiento puede asociarse, me refiero, más simplemente a que, tras ello hay una causa o razón, un motivo que da origen a este estado de ánimo y por el cual obras y reaccionas de una determinada manera. En cuanto a la causa o principio fundamental, podes encontrarla en tu pasado. Y, en tanto presente lo que te ocurre, es sólo una forma de pensar.
Cada vez que una persona viene con este tema, juzgo ver los mismos puntos de entrada al asunto y por lo general, cuando lo ofrezco como tema de conversación para ir a revisar que hay tras ello, suele hacerle sentido. Lo que escucho es que te sentís menos, ¿puede ser?
En cuanto a esto, no es que vos seas (realmente) menos que alguien en particular u otros en general, sino que se trata sólo de un estado de ánimo y hay algo que lo motiva. Como dije antes, la causa está en tu pasado y es una forma de pensar.
Para dejar de sentirte así, la metier es que vuelvas la vista sobre vos mismo y te dediques a emprender el fabuloso viaje hacia donde te lleve la punta del ovillo que acabás de descubrir, que sigas restrospectivamente el flujo de electricidad nerviosa que cursa esa cadena neuronal que da una determinada forma de ver las cosas y te lleva al espacio de la infelicidad. Eso que te está pasando, ese estado anímico o sensación tiene un nombre: desdén.
Por su etimología, desdén proviene de la palabra latina dedignare y significa menosprecio o desprecio. Está compuesta por el prefijo de- que indica dirección de arriba abajo y en abstracto la idea de descenso. La palabra dignus significa por su lado digno, merecedor. Y la terminación -are usada para crear verbos. Cuando vamos al corazón o nudo del asunto, vemos que la etimología de digno equivale a “merecedor de ser respetado y estimado”. A su vez estima proviene de aestimare y significa valorar, apreciar.
Llegado a este punto la pregunta que te haría es ¿porqué juzgas que no sos digno o que es lo mismo, merecedor de respeto y estima? ¿Porqué crees que eso que anhelas y que está ahí esperándote no podrías alcanzarlo si te lo propusieras? ¿Te estimas? ¿Cuánto te valorás? ¿Porqué crees que no valés lo suficiente? Al final de la cuenta todo tiene que ver con cuánto crees que vales.
Aclaro que el lenguaje no es inocente y en tal sentido quiero que hagas especial incapié en dos palabras que acabo de usar: juicio y creencia. ¿Qué es lo que motiva esa historia que te contás del “yo no valgo” y por tanto “yo no puedo”?
Cuando encuentres dentro tu cabeza la respuestas a estas preguntas habrás desarticulado el juicio que sostiene la historia que te estás contando. Hecho esto será cuestión que pases animadamente a la acción para comenzar a romper la cadena neuronal y por tanto el hábito del “yo no puedo”. Así, a la larga o la corta, vas a recobrar tu poder y tu autoestima (o valor de vos mismo) irá en crescendo.
¿Qué harías si fueras diez veces más poderoso?
¡Hasta la próxima!
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