Bienvenido a tu Zona de Confort


Desde mi experiencia, son más los artículos que incitan a salir de la zona de confort que a dar cuenta, tocarla,  sentirla, habitarla, asegurarla y amigarse con ella. Me viene una frase viene de mi querida Saco roto_1abuela: “La caridad empieza por casa”. Otra. “Las cosas, lo que fuere, no son ni buenas ni malas, el punto es lo que uno hace con ellas”. Pero, si la vida es un aprendizaje y uno no empieza la caridad por casa o que es lo mismo, no habita, asegura y se amiga con su zona de confort estaríamos ante algo muy parecido a aquello que pretende reflejar la frase española del “saco roto”.

Hecha la introducción, voy a intentar llevarte a donde quiero llegar. Para ello, te invito a que cierres los ojos, te conectes con tu respiración, esto es que inhales por la nariz y exhales por la boca conscientemente. Y que, una vez ahí y sin el menor ruido mental, te imagines a vos mismo, solo, dentro de tu espacio íntimo: tu zona de confort. En forma análoga, te imagines habitándola como si literalmente vivieras en ella. Imaginatela (algo así) como tu casa. Estas solo y dentro de ella. ¿De qué material son las paredes? ¿Son blandas o duras? Duras, ¿verdad? Esa dureza sirve para no dejar traspasar nada desde fuera. Se trata del perímetro que separa lo interno de lo externo.

La reflexión que pretendo dejarte es: ¿Qué tan duras son las paredes de tu zona de confort? ¿Qué tan a mano tenes el “no” cuando deseas decir no? ¿Qué sentís cuando lo haces? ¿Te sentís cómodo y seguro o incómodo e inseguro? ¿Te cuesta, no te cuesta hacer esa declaración básica?

Únicamente en caso de que lo anterior te haya hecho sentido, esto es que te cueste decir “no” y, más Zona de confort_1profundo aún: ¿qué crees que está en juego y motiva de vos un no tibio y a veces hasta incluso un “si” cuando desde bien dentro tuyo queres decir lo contrario?
Poder disponer del “no” sintiéndote libre de culpa y cargo es básico para poder asegurar tu zona de confort. Si bien ésta es “algo” que te acompaña donde vayas, análogamente sería como salir de tu casa dejando la puerta no solo sin llave sino abierta.

Sentirte bien, cómodo, tranquilo y seguro en ese espacio equivale a lo mismo con vos mismo y de vos mismo también. ¿Qué tan bien, cómodo, tranquilo y seguro te sentís con vos mismo?

¡Hasta la próxima!

Llegado el caso en que lo leído te hubiera hecho sentido y quisieses conversar acerca de ello, no dudes en contactarme haciendo click aquí

Gracias.

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